martes, 30 de junio de 2015

Noticia de última plana

       Ese día, mas tarde de mi visita a Esh, regresé a casa rendida. Algo sucedió, cierta oscuridad me invadió desde esa mañana, algo en mi centro se despertó. Como en los viejos tiempos. Caí dormida.
                                                                                          ***

       Caminé por la calle entre las muchedumbres con sus discursos y conversaciones que no eran sino contaminación para mis oídos. Mis etéreos pies avanzando uno tras otro sobre los trozos de cantera rotos que conformaban la banqueta. Aparentemente llegué a un destino específico. Levante la vista.
Varias mesas de café que se les miraba incómodas por la cantidad de gente aplastada en un área tan reducida. Una silueta familiar aunque fuereña, apareció entre aquel mar de humanos monótonos. Alto, fornido y robusto, con abundante cabello castaño y quebrado hasta casi llegar al codo.
       Contra tiempo era de tomar la decisión entre fingir demencia o actuar como una persona civilizada y saludar. Cruzamos miradas y mi tiempo se terminó. Se levantó de la mesa directo hasta mi. Saludo forzado de mi parte en  un principio, pero al final cedió a cierta amabilidad mas sincera, evocando desesperadamente recuerdos de tiempos mejores. Coqueteos que ignoraban un final de lo mas frío y absurdo, de esas anécdotas que a nadie le interesa escuchar ni mucho menos valen la pena ser contadas. 
                                                                                                ***

       Un clic y mensaje bastaron para corroborarlo. Se encontraba en la ciudad desde hacía dos semanas, me dijo. Ni hablar, probablemente tenga que seguir fingiendo demencia. Esh, no sé qué hiciste, pero al menos me gustaría saber cosas sobre asuntos algo mas importantes.  

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